Concepto de precipitación
Desplome del cuerpo sobre un plano de choque que se encuentra a gran distancia del plano de sustentación. En la precipitación la energía que se libera en el momento del impacto se distribuye por todo el cuerpo, por lo que el cuadro lesivo es generalizado. Es grave si no es mortal en el momento.
Etiología médico legal de la caída y precipitación.
Determinar la etiología médico legal de es uno de los problemas que siempre se le presentan al médico forense en estos cuadros lesivos.
Primordialmente, las etiologías de estos mecanismos lesivos son:
A. Accidental
B. Suicida
C. Homicida o criminal
Si bien es cierto que cabría señalar una cuarta etiología, de interés histórico, que sería el “suplicio”.
A. Accidental: Dentro de la caída o precipitación accidental, hay que tomar en consideración:
ü La fortuita o causal, que tiene lugar como consecuencia de la actividad cotidiana de la persona y sin relación con la actividad laboral. Suele acontecer en el domicilio, vía pública, lugares de diversión, etc. Y deriva de la pérdida del equilibrio proyectándose la persona sobre un plano que se encuentra a un mismo nivel o más bajo en el caso de la precipitación.
ü También fortuita pero en los lugares de trabajo, en este caso las lesiones sufridas pueden ser calificadas de accidente de trabajo. Hay trabajos en los que el riesgo de que acontezca una caída o precipitación es más elevado en la actualidad tal como los trabajos en la construcción, trabajos donde la altura sea un elemento indispensable para su desarrollo, así como trabajos que tengan que desenvolverse en lugares resbaladizos o bien existen ciertos obstáculos, de ahí que se deban cumplir las normas establecidas sobre la seguridad en medios laborales.
B. Suicida: La precipitación es uno de los mecanismos de mayor incidencia en este tipo de muertes, principalmente en medio urbano. Actualmente podría decirse que es el primer mecanismo de suicidio entre las mujeres, al menos en la comunidad valenciana, y en edades comprendidas entre los 40 y 50 años.
C. Homicida o criminal: Poco frecuente pero en el caso de una precipitación nunca debe descartarse, llegándose a calificar como tal cuando en el lugar de los hechos existan indicios racionales que hagan pensar en esta etiología y no puedan demostrarse de forma objetiva las otras dos etiologías mencionadas anteriormente.
En ocasiones lo que se suele precipitar es un cadáver, intentando simular una acción suicida. También es frecuente que este acto violento se use en niños, los cuales son arrojados por balcones, ventanas…
Hay veces que los factores concurrentes y la ausencia de indicios no permiten establecer desde el punto de vista médico la etiología médico legal.
Cuando en el cadáver encontremos lesiones que no se corresponden con el cuadro lesivo de la precipitación, debemos pensar que la etiología médico legal es compatible con la homicida.
Hay que tener en cuenta que no se puede descartar el suicidio cuando encontremos lesiones que podrían corresponder con otros intentos previos de suicidio. A veces en un cadáver encontramos lesiones incisas en la cara palmar de la muñeca, o lesiones de tanteo por arma blanca en la cara anterior del tórax y cuello, lo que hace pensar en los varios intentos de suicido previos a la precipitación.
Cuadro lesivo.
El cuadro lesivo que describe el profesor Gisbert Calabuig en su libro “Medicina Legal y Toxicología” en su 5ª edición, es un cuadro completo que sigue observándose en la práctica forense.
Este autor, en su obra, dice que THOINOT describe a la perfección las lesiones de la precipitación como: “Piel intacta o poco afectada; destrozos internos muy graves, consistentes en fracturas del esqueleto, roturas de partes blandas y, sobre todo, de vísceras, ofreciendo las más variadas combinaciones.
Las lesiones cutáneas son del tipo de las contusiones: equímosis, erosiones y heridas contusas que, si son muy amplias, no han sido producidas por el choque sino por los propios huesos. También hay lesiones de otros agentes lesivos si estos se encuentran en la superficie de choque durante el descenso.
Las lesiones óseas se clasifican en función de la parte del cuerpo que primero contacte con la superficie de choque, así tenemos:
A) Choque sobre la cabeza: Fracturas de huesos craneales constituyendo la fractura en saco de nueces o estallido de los huesos craneales, y fracturas o fracturas luxaciones de las vértebras. Si encontramos lesiones circunscritas o depresiones óseas, hay que pensar que el mecanismo lesivo no es la precipitación sino otro tipo de mecanismo contusivo.
B) Choque sobre la extremidad inferior: Los huesos más afectados son los de las extremidades inferiores y pelvis, pero a su vez podemos distinguir entre:
B.1) Impacto sobre las plantas de los pies, se producen fracturas de la polea tibio-calcáneo astragalina o fracturas luxadas o no de los huesos del tarso y metatarso.
B.2) Precipitación en forma sentada (choque nalgas). La cabeza del fémur generalmente suele introducirse en la cavidad pélvica por fracturas de la cavidad cotiloidea, hay desgarros y fracturas de las estructuras que conforman y mantienen la pelvis.
B.3) Precipitación con impacto sobre las extremidades inferiores y superiores, en esta forma de impactar sobre el plano inferior se producen fracturas muy típicas que Piga Pascual describió como “signo de la cuádruple fractura”, el cual deriva de las fracturas de los tercios distales de ambos miembros inferiores y de las fracturas de los tercios medios de ambos húmeros si bien a ellas se pueden asociar fracturas de los huesos de los carpos y metacarpos, así como de los antebrazos.
Gisbert Calabuig expresa que las “fracturas de los huesos de las extremidades superiores se suelen producir al extender los brazos la víctima”, con su último intento de defenderse del inminente resultado que intuye se va a producir.
B.4) En las precipitaciones laterales: Las lesiones suelen presentarse en mayor número en uno de los lados, observándose en estas formas de precipitación fracturas de las costillas con deformidad de la caja torácica y fracturas de numerosas vértebras con sus apófisis y afectación medular.
En cuanto a las lesiones viscerales vemos que se lesionan prácticamente todas las vísceras de la economía. Las vísceras macizas tienden a sufrir gran número de fisuras de distinta morfología (lineales, estrelladas, ramificadas, quebradas,…) y las vísceras huecas a sufrir estallidos sobre todo si se encuentran repletas.
Bedate Gutierrez et al, concluyen en el estudio sobre las “lesiones cardiacas en la precipitación” que realizaron en el Instituto Anatómico Forense de Madrid que:
· La aurícula y el ventrículo derecho presentan casi la totalidad de las lesiones cardiacas por precipitación.
· La cavidad auricular derecha presenta más lesiones que el ventrículo del mismo lado.
· La porción septal de la aurícula derecha es la que concreta mayores lesiones.
· En ventrículo derecho, la valva interna de la válvula tricúspide, es la más afectada.
· La aorta presenta una mayor incidencia de afectación en su porción ascendente y próximal.
A consecuencia de las graves lesiones viscerales se producen profusas hemorragias internas siendo esta una de las principales causas de muerte inmediata de la persona que las sufre al igual que las lesiones encefálicas y medulares.
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