1. Objetivos y fines
de la entrevista psicológica.
Los objetivos a conseguir con la
entrevista médica o psicológica, primordialmente son:
a. Facilitar un mutualismo de trabajo entre ambos.
b. Conseguir el diagnostico de su padecimiento.
c. Posibilitar el tratamiento destinado a curar o bien aliviar la sintomatología.
El para conseguir la interacción entre médico y paciente es necesaria la técnica y habilidad del médico, así como la confianza y adaptabilidad del paciente.
Entre la entrevista médica general y la entrevista psicológica existen ciertas diferencias, pues los pacientes con problemas en su psique presentan una dicotomía ambivalente, respecto a la búsqueda de ayuda (la quiero y la temo a la vez) por los hallazgos que pudieran obtener. Son pacientes, que a priori presentan una actitud estigmatizada o de rechazo hacia la asistencia y tratamiento psiquiátrico.
Una buena entrevista y anamnesis son fundamentales para conseguir un diagnóstico exacto y un tratamiento adecuado. Toda entrevista debe abarcar las fuentes de información procedentes de los familiares, amigos y compañeros de trabajo. Además debe abarcar datos remotos correspondientes a la vida escolar, laboral, social, familiar en incluso médica del paciente. Toda entrevista debe adecuarse en cuanto a tiempo y forma a la personalidad y situación aguda, subaguda o crónica de su trastorno psíquico. En pacientes con problemas agudos, no son recomendables las entrevistas de larga duración.
La experiencia, nos dice que toda entrevista médica es por si misma terapéutica, de ahí que la comunicación médico con el paciente deba ser respetuosa, adecuada a la capacidad de comprensión del paciente, libre de interferencias y elementos prejuzgadores. Solo de ese modo lograremos alcanzar los objetivos de la entrevista y el fin último de la misma -aliviar y/o curar a los pacientes- por medio de un diagnostico y tratamiento adecuado.
2. Tipos de
entrevistas.
Se hará uso de un tipo u otro en
función de las reacciones, personalidad del paciente, patología, armonia o rapport
alcanzado entre el médico-paciente y,
por supuesto, las preferencias y costumbres aceptadas y actualizadas del
entrevistador. De ese modo, a fin de simplificar, distinguimos las entrevistas
generales y las especiales.
2.1.
Tipos generales.
2.1.1.
Entrevista directa. El entrevistador
aplica una batería de preguntas destinadas a obtener una opinión del caso, de
forma rápida, a partir de con respuestas breves, por parte del paciente.
2.1.2. Entrevista indirecta. Presupone una participación mínima, pero activa, por parte del entrevistador, dado que se puede generar en el entrevistado, ansiedad, desinterés, cansancio y pausas innecesarias sino interviene el entrevistador. Para evitar, estos posibles efectos indeseables, conviene dirigirla por medio de preguntas relativas a: ambiente familiar en la infancia, escolaridad, vida laboral, relaciones de pareja, vida social, posibles hábitos tóxicos, gustos en momentos de ocio, antecedentes de posibles patologías previas, intervenciones quirúrgicas, tratamientos… y motivo por el que se requiere la asistencia; en el caso de una exploración pericial, causa por la que se requiere la pericia psiquiátrica y/o psicológica. En causa penal, es conveniente preguntar por su versión de los hechos, si bien debemos avisar previamente, en el caso de investigados, que no esta obligado a ello pues
2.2.
Tipos especiales.
En ocasiones, es preciso modificar la técnica de la entrevista en función de las características, personalidad, reacciones y enfermedad del entrevistado. Así nos podemos encontrar:
2.2.1. Enfermos con síntomas por somatización. Hay que estudiar las relaciones entre estrés, sentimientos resultantes y síntomas corporales. Hay que procurar que el paciente colabore para llegar a conocer y comprender los mecanismos de su enfermedad.
2.2.2. Enfermos con síntomas delirantes. El médico psiquiatra no debe mimetizarse con las ideas delirantes del entrevistado, pero tampoco debe contradecir al paciente. Debe descubrir el origen de la patología delirante, contenido y sistematización delirante del paciente.
2.2.3. Enfermos con síntomas maníacos. El perito debe mantener una actitud cautelosa y receptiva y observar minuciosamente en curso y contenido del pensamiento. Las personas verborreicas aportan información sobre conflictos subyacentes de los que no vuelven a hablar cuando mejoran de su cuadro de manía.
2.3.4. Enfermos con sintomatología de depresión. Por su patología solo prestan atención un periodo corto. Su tendencia al pensamiento autodestructivo requiere que el médico interrumpa activamente la entrevista. Debe valorarse la posibilidad de ideas suicidas. A veces la exposición verbal de esas ideas disminuye momentáneamente la necesidad de llevar a cabo la acción ¡cuidado con ellas! Valorar la necesidad de internamiento hospitalario para tratamiento.
2.3.5. Enfermos inhibidos. Se debe preguntar activamente por parte del médico. En la inhibición extrema del estupor catatónico hay que hacer entrevistas breves, repitiéndolas. Cuando el paciente no responde el médico debe manifestar su interés por hablar más adelante, cuando el paciente esté dispuesto a comunicarse.
2.3.6. Enfermos angustiados y ansiosos. Hay que prestar atención a los pensamientos y tensiones ambientales que precipiten la ansiedad.
2.3.7. Enfermos con síntomas de estrés. Se les debe despertar sentimientos que favorezcan la comprensión. Para ello a veces se les debe hablar haciéndoles enfrentar consigo mismos.
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