Los avances de los análisis toxicológicos forenses en
relación a las muestras o soportes biológicas, tóxicos e instrumentos
analíticos requieren un periodo de ensayo, normalización y estandarización de
técnicas de laboratorio, con garantías de calidad, a los efectos de lograr unos
resultados científicamente indiscutibles y legalmente defendibles ante los
tribunales de Justicia.
En este sentido, los análisis de cabello aportan una
información muy valiosa y adicional a la derivada del análisis de muestras
tradicionales como las de sangre y orina a la administración de justicia. La estabilidad
de las sustancias químicas en las muestras de pelo permite obtener información
sobre periodos de tiempo muy prolongados, desde días a años, con la única
limitación de la longitud del mechón.
Es decir, el análisis de una muestra de pelo tiene la
capacidad de dibujar el perfil cronológico del consumo de una sustancia puesto
que el cabello crece de media un centímetro por mes, lo que permite que la
fragmentación de un mechón en segmentos determinados establezca la pauta de
consumo de cualquier compuesto a lo largo del tiempo.
Las aplicaciones de estos estudios en el ámbito de la
toxicología forense son numerosas. Así, el análisis de drogas en cabello
permite esclarecer los hechos en los casos de la denominada sumisión química o
crímenes cometidos bajo la influencia de sustancias que afectan a la capacidad
cognitiva.
Aunque en estos casos la muestra de elección es la
orina, el pelo es especialmente útil cuando la denuncia se hace tarde y se han
eliminado de los fluidos biológicos las posibles sustancias administradas a la
víctima. En estos casos, el análisis del cabello permite diferenciar el consumo
único o puntual del consumo crónico, información determinante para detectar
falsas denuncias.
Asimismo, el cabello, además, permite verificar el
seguimiento de los programas de desintoxicación por toxicómanos; el consumo de
los internos en prisiones; la exposición a sustancias tóxicas de un feto “in
utero” a través del estudio del pelo del recién nacido y el consumo crónico de
drogas en casos de divorcio y atribución de la custodia de los hijos, entre
otras muchas cuestiones de interés legal..
En los casos post mortem, cuando el cadáver se
encuentra en avanzado estado de putrefacción y no es posible obtener otro tipo
de muestras biológicas, el cabello permite detectar la causa, etiología de la
muerte y circunstancias, tanto en casos de sobredosis por pérdida de la
tolerancia tras un periodo de abstinencia, como en los casos de fallo
multiorgánico debido al consumo crónico de una sustancia.
De las muestras que se toman en una autopsia autopsia
judicial , la sangre es la principal para determinar la cuantificación de
sustancias pero las concentraciones de drogas detectadas en sangre postmortem
no reflejan necesariamente las concentraciones antemortem ya que hay una larga
lista de factores que pueden alterar estos resultados, tales como:
·
El método de
toma de muestra.
·
El intervalo
post mortem.
·
La temperatura
ambiente.
·
Las propiedades
físicas de la droga.
·
El uso de
conservantes.
·
La posición del
cuerpo.
·
Redistribución
postmortem, etc...
Sin duda la determinación de tóxicos, en nuevos soportes
biológicos es de gran interés no solo para la Toxicología Forense ,
sino también para la
Medicina Forense , pues una buena interpretación de los
resultados, requiere de la colaboración indiscutible del médico forense, quien
a partir de los hallazgos de la autopsia, en cada una de sus fases
(levantamiento del cadáver, hallazgos en la autopsia propiamente dicha y
pruebas complementarias de laboratorio), se podrán alcanzar conclusiones médico
legales adecuadas para que Jueces, Tribunales y Fiscales puedan impartir
justicia.
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