Se sabe que la
familia, se encuentra entre los factores psicosociales favorecedores de la
delincuencia, pues aún hoy en día, sigue siendo el elemento más influyente en
la socialización (junto con la escuela, el trabajo y el entorno social) y
constituye la piedra angular sobre la que se asientan las múltiples
experiencias que van conformando las bases de la conducta futura de los
menores.
La mayoría de
los modelos teóricos explicativos de la delincuencia, asumen que existe una relación
directa entre ésta y determinadas características de la familia pero; si bien, se
desconoce el por qué de esa influencia (Bischof, Stith y Whitney, 1995)
Tradicionalmente
se conocen tres factores íntimamente relacionados con la conducta antisocial de
los hijos, estos son:
• La
influencia del contexto socio-familiar.
• La
influencia de la estructura familiar.
• La
influencia de las relaciones que se dan en el seno de la familia.
1.1.CONTEXTO SOCIO-FAMILIAR
En este entorno
del menor, encontramos algunas variables que favorecen el desarrollo de la
delincuencia, entre ellas tenemos:
• El bajo
nivel socioeconómico.
• El paro o el
bajo nivel ocupacional.
• La pobreza.
• Las
condiciones de habitabilidad.
• El
hacinamiento.
• La necesidad
de atención y ayuda de los servicios sociales.
1.2.ESTRUCTURA FAMILIAR
Numerosas son
las variables de la estructura familiar que se han relacionado con la conducta
antisocial. De ellos, los más conocidos y los de mayor valor desde el punto de
vista científico son:
• El tamaño
familiar: se acepta que a mayor tamaño, mayor frecuencia de conducta delictiva;
entre otras razones porque se vincula con un incremento significativo del
estrés y con la privación económica (Wilson y Hernstein, 1985).
• La relación
entre orden de nacimiento, según los estudios de Glueck y Glueck (1968), existe mayor
probabilidad de aparecer en los hijos intermedios que en los primogénitos y en
los menores o en hijos únicos.
• Desestructuración,
por separación y/o divorcio de los progenitores, parece ser el que más se
relaciona con el desarrollo de la conducta antisocial de los adolescentes.
Hetherington y
Henderson, (1997) manifiestan, respecto a las familias desestructuradas, que
éstas favorecen la aparición de problemas internos y externos de conducta, de
niveles bajos de competencia y de habilidades sociales, así como un número
elevado de problemas en sus relaciones con los miembros de la familia y con los
pares. Asimismo, Hetherington, (1999) dice que restablecer el funcionamiento
familiar, adecuado y equilibrado, precisa de dos a tres años tras la
separación.
1.3.RELACIONES FAMILIARES
Estas
relaciones adquieren en la adolescencia ciertas
particularidades, pues es en este momento cuando el hijo se independiza de las
figuras de apego (sus padres), normalmente reduciéndose la frecuencia de
interacción entre ambas parte.
En general, los progenitores de jóvenes con problemas de
conducta antisocial se caracterizan por mantener con estos una relación de
rechazo, falta de afecto y, poco apoyo emocional (Henggeler, 1989). Estas
dificultades en el establecimiento de vínculos afectivos entre los progenitores
y sus hijos parecen influir decisivamente en las manifestaciones de conducta
antisocial, debido a que dificultan la transmisión de los valores, de las normas
y de las convicciones y creencias, como postula la teoría del control social informal
(Hirschi, 1969).
Respecto a la
influencia que el estilo de comunicación entre padres e hijos ejerce en el
desarrollo de la conducta antisocial, según Cortés y Gatti (1972) es un buen
predictor de la aparición de conductas conflictivas.
Diferentes
estudios han confirmado que los chicos tienen una menor probabilidad de hablar
con su padre de manera distendida, de consultarle alguna cuestión o de recibir
elogios de él; también tienen escasa probabilidad de consultar a su madre o de
recibir elogios de ella. De ahí, que se pueda afirmar que la falta de
comunicación o la comunicación negativa con los progenitores está
estrechamente relacionada con la conducta antisocial y con la percepción de
una comunicación más agresiva entre padres e hijos.
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