El primer
documento en el mundo donde se reguló la relación entre Medicina y Derecho fue
el Código de Hamurabi. Luego las Leyes Carolíngeas recogieron la obligatoriedad
de la participación de los médicos en el esclarecimiento de diferentes
cuestiones, abriendo el camino para la formación de médicos forenses.
Es una ciencia,
que al igual que la
Criminología va mas allá de los intereses individuales para
acaparar las tendencias sociales, apoyándose siempre en el marco legal del momento, siendo uno de los pilares básicos
para la resolución de cualquier acto criminal sometido a una investigación
judicial.
Estos
conocimientos sirven para aclarar situaciones
diversas tales como: muertes inexplicables -tanto naturales
como violentas-, agresiones sexuales, accidentes laborales, lesiones por malos tratos (infancia, mujeres, ancianos y, en general, a grupos que
por sus singularidades estén o puedan estar en riesgo de exclusión, …). Conocimientos que por su carácter basado en
el método científico van a auxiliar a Jueces, Fiscales y Tribunales en todas
aquellas cuestiones que se nos ordene,
en relación a personas vivas, cadáveres, víctimas, victimarios y testigos.
Los peritos
médicos dictaminan con base a argumentos; la verdad que se busca en la medicina
legal se puede razonar mediante argumentos concluyentes que llegan a las
pruebas o a las demostraciones, por medio del método inductivo y deductivo.
La medicina
legal, el derecho y la criminología se entrelazan en el momento en que se
produce cualquier situación de interés en cualquier rama del derecho, penal,
civil, laboral, castrense e incluso eclesiástico; pensemos en asuntos de
investigación de mobbing en el trabajo, ausencias laborales, anulaciones
matrimoniales…
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