Agresión sexual e intoxicación: aspectos médico legales y toxicológicos de interés.

                                                                        MAS, 2018

Desde tiempos inmemoriables las drogas y ciertos tóxicos han sido utilizados con el fin de modificar la función volitiva de las personas y así atentar contra ellas, bien robándoles, secuestrándoles e incluso agrediéndoles sexualmente.

El objetivo del agresor es doblegar la voluntad de la víctima, para que de ese modo preste un consentimiento de acuerdo con los intereses del victimario y que no le ofrezca ningún tipo de resistencia a sus deleznables actos criminales.

En la actualidad, el hecho de alterar el comportamiento alterando la función volitiva por medio de sustancias tóxicas suministradas subrepticiamente se le conoce como “sumisión química”. Este término también incluye los casos en los que el agresor se aprovecha de la falta de claridad de conciencia de su victima cuando esta, de forma voluntaria, ha ingerido los drogas generalmente asociadas con bebidas alcohólicas.

Las agresiones sexuales facilitadas por el alcohol y las drogas han sido y siguen estudiándose de forma multi e interdisciplinarmente, publicándose recomendaciones y pautas para su reconocimiento, seguimiento y métodos de análisis de sustancias que pudieran estar implicadas. 

Estas recomendaciones están dirigidas a médicos para que con sus actuaciones profesionales, la toma de muestras biológicas, el envió de las mismas a los laboratorios correspondientes se haga con las máximas garantías de calidad y sin ruptura de ninguno de los eslabones de la cadena de custodia tal como exige nuestra ley procesal penal. 

Asimismo, también por medio de estas recomendaciones se indica a los toxicólogos forenses, tanto los análisis a seguir, como los datos de interés toxicológico de los resultados.

Las sustancias que pueden emplearse son múltiples pero las escogidas por los criminales “sumiseros químicos” presentan unas características organolépticas similares en cuanto sabor, color y olor, mecanismo de acción, dosis y duración de los efectos. De este modo, estas sustancias son: insípidas, incoloras e inodoras, de acción rápida y duración corta a dosis bajas. Los efectos que se quieren alcanzar son: la amnesia anterógrada, sedación, efectos alucinógenos y desinhibición.

Por lo general los tóxicos más usados son, entre otros; alcohol etílico, las benzodiacepinas, los hipnóticos, barbitúricos, cannabis y derivados, analgésicos, anestésicos (ketamina, fentanilo, escopolamina), GHB, cocaína, disolventes orgánicos…

En los casos de sospecha de participación de sustancias tóxicas en la agresión, se deben tener en cuenta las normas recogidas en la Orden JUS/1291/2010, de13 de mayo, por la que se aprueban las normas para la preparación y remisión de muestras objeto de análisis por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses.

Respecto a las muestras biológicas de interés para este tipo de estudios toxicológicos tenemos:

1.- Sangre venosa periférica en dos tubos de 5 ml, uno de los tubos debe llevar un conservante (fluoruro sódico) y un anticoagulante (oxalato potásico), el segundo tubo debe llevar Edta como anticoagulante. Los dos tubos deben estar llenos, al máximo, para evitar dejar una cámara de aire. Su conservación y envío al laboratorio debe ser en condiciones de refigeración.

Se escoge la sangre para el estudio de drogas de sumisión química ya que es el fluido biológico que mejor nos informa, hoy por hoy, de una posible ingesta del tóxico -voluntaria o no- reciente. Su determinación cuantitativa permite correlacionar la sintomatología con la dosis detectada. Por el contrario, estas drogas desaparecen de la sangre muy rápidamente, de ahí que en denuncias tardías, difícilmente detectaremos el tóxico en sangre.

2.- Orina, se recogerá un volumen aproximado de 50 ml en un frasco antigoteo y antiderrame (frascos de seguridad) que también debe conservarse y enviarse al laboratorio manteniendo la refrigeración. A partir de este fluido corporal también podemos aproximar el consumo reciente, la ventaja de la orina frente a la sangre es que la primera permite ventanas de detección mayores que las que permite sangre. En cannabinoides y algunas benzodiazepinas se pueden determinar metabolitos de las mismas incluso varios días después.

3.- Pelos cabellos. Se tomaran en caso de sospecha de sumisión química en reconocimientos médicas y denuncias tardías (más de siete días aproximadamente) Es preferible cortar el cabello de la región occipital, muy próximo al cuero cabelludo. Se deben cortar uno o dos mechones del grosor de un lápiz (7-8 mm de espesor). Estos mechones se depositaran sobre un folio limpio y se fijaran por medio de cinta adhesiva transparente, indicando sobre el papel el extremo correspondiente a la raíz y a la punta. El pelo se estima que crece 1 cm por mes, por lo que en un mechón de tres centímetros de longitud se puede determinar el consumo del tóxico o sus metabolítos, en su caso, en los últimos tres meses anteriores a la fecha del corte. Esto es así, debido que los tóxicos presentes en la sangre se incorporan en la matriz biológica (pelo cabello) a medida que crece. Esta fanera resulta útil en toxicología porque permite distinguir el consumo único del crónico y además poder determinar el toxico que pudiera haberse utilizado para someter la voluntad de la victima a la del victimario cunado este ha desaparecido de sangre y orina. Como inconveniente tenemos que tras una dosis única obtendremos una concentración del tóxico muy baja.

VIDA MEDIA PLASMÁTICA (tiempo necesario para eliminar el 50% del toxico del organismo) de algunos de los compuestos má usados hoy en día para lograr la sumisión química:

Alprazolam
6-27 horas
Cocaína
0,7-1,5 horas
GHB
0.3-1 hora
Etanol
2-14 horas
Escopolamina o hioscina (burundanga)
2-6 horas
Lorazepam
9-16 horas
Delta 9 THC (tetrahidrocannabinol)
20-36 horas y 120 h en consumidores habituales.

A la hora de interpretar los resultados vertidos por el laboratorio el médico forense debe tener en cuenta una serie de cuestiones:

Un resultado negativo no implica necesariamente que no se haya administrado ninguna sustancia química, sino que puede haber desaparecido del organismo por el tiempo transcurrido.

Un resultado positivo refuerza la sospecha de ingesta por sumisión química, si bien siempre hay que valorarlo junto la anamnesis de la víctima y demás informes médicos realizados, tanto clínicos, como forenses y toxicológicos. Respecto a estos últimos el toxicólogo debe concluir con los resultados obtenidos a partir de los fluidos y matrices analizadas, método y técnica empleada, límites de detección  e información general respecto al toxico hallado (dosis toxicas, dosis letal, interacciones con otras drogas o medicamentos...) Pues, tal como se ha dicho anteriormente, solo el médico forense será el que deba interpretar, de forma clara y concisa, lo hallado por el laboratorio al caso concreto objeto de estudio médico legal y informará a la autoridad judicial de ello con objetividad y según su leal saber y entender.

Como recomendación de interés médico legal, ante hechos se esta naturaleza, decir que conviene cortar un mechón de pelo en el mismo momento de la exploración médico forense y otro mechón transcurridos los 15-20 días; de ese modo es posible establecer una relación de causalidad mas ajustada al caso que nos corresponda investigar, pues con ello podremos determinar consumos crónicos e incluso puntuales.


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